Linfedema y cirugía linfática

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El linfedema se trata de la acumulación de líquido debido a una alteración en el drenaje linfático que, generalmente, afecta a pacientes operadas de cáncer de mama o ginecológico. La buena noticia es que se puede tratar e incluso prevenir, mediante un tratamiento adecuado utilizando supermicrocirugía. ¿En qué consiste y cuáles son los resultados?

Empecemos desde el principio. El sistema linfático es parte de nuestro sistema inmune y se encarga, principalmente, de transportar líquido desde los tejidos hacia el sistema circulatorio. Sin embargo, existen distintas razones en que este mecanismo falla, provocando hinchazón y acumulación de líquido en las extremidades, lo que es conocido como linfedema.

Principales síntomas del linfedema

Esta acumulación de líquido, por lo general, también va acompañado de otros síntomas o señales propios del linfedema. ¿Cuáles son los más comunes? El doctor Nicolás Pereira, cirujano plástico y reconstructivo y director médico de Clínica NEA, nos explica:

  • Edema o hinchazón que afecta principalmente brazos y piernas.
  • Sensación de pesadez y adormecimiento en las extremidades afectadas.
  • Debilidad o disminución de la flexibilidad o la fuerza.
  • Molestias, dolor, calor o enrojecimiento de la piel.
  • Piel endurecida o que no se hunde al aplicar presión.
  • Engrosamiento y brillo de la piel.
  • Apariencia de piel de naranja debido a la hinchazón, la que también puede estar asociado o no a episodios de infección a repetición (celulitis) que deterioran aún más la función linfática.

Tipos de linfedema

Dependiendo de la causa, el linfedema se clasifica en:

  • Primario: Se habla de primario cuando se produce por anomalías en el desarrollo del sistema linfático.
  • Secundario: Tiene relación al daño de los vasos linfáticos producto de un traumatismo, cirugía, infección o cáncer. 

¿Quiénes son los más afectados?

Como mencionamos anteriormente, es común en pacientes que sufrieron:

  • Cáncer de mama
  • Cáncer cervicouterino o endometrio
  • Cáncer de piel o melanoma

¿La razón? Este tipo de linfedema secundario se presenta posterior al tratamiento quirúrgico del cáncer, donde se comprometieron o removieron los ganglios

De esta forma, si se realizó un vaciamiento o disección axilar (extracción de los ganglios) debido a un cáncer de mama, el linfedema se presenta entre el 29 y 49 por ciento de los casos. Ahora, si se hizo una biopsia de ganglio centinela, la incidencia es menor y puede afectar entre el 5 y 7 por ciento de las pacientes.  

En el caso de las mujeres afectadas por un cáncer ginecológico, con disección ganglionar, se estima que hasta un 20 por ciento de ellas puede presentar linfedema en los meses posteriores. 

Diagnóstico del linfedema

Las causas del linfedema pueden ser identificadas durante el examen físico en la consulta y a través de la historia clínica de cada paciente. Por otro lado, también se pueden indicar distintos métodos diagnósticos como: 

  • Linfocintigrafía: Permite identificar cualquier obstrucción o alteración en el drenaje linfático.
  • Linfo-resonancia magnética (MRL): En la máquina de resonancia magnética, y ocupando el mismo medio de contraste (gadolinio), se pueden diferenciar los vasos linfáticos de las venas, mostrando cambios anatómicos detallados de los vasos linfáticos y linfonodos.
  • Linfografía con verde de indocianina (ICG): Primero se pone una inyección subdérmica de ICG en los espacios interdigitales de las extremidades. Luego, a través de una cámara fluorecente, se puede evaluar el sistema linfático en tiempo real, comprobando la funcionalidad del sistema linfático. 

Toda esta información nos permite definir cuál será la mejor alternativa de tratamiento y manejo integral para cada paciente. 

Tratamiento del linfedema

El tratamiento del linfedema -ya sea preventivo, conservador o quirúrgico- tendrá como objetivo mejorar la funcionalidad del sistema linfático y, por ende, optimizar la calidad de vida del paciente.

Por otro lado, nos permitirá:

  • Disminuir el edema.
  • Mejorar la higiene.
  • Reducir las tasas de infección.
  • Mejorar la movilidad del paciente.
  • Disminuir la carga de terapias diarias. 

Prevención: 

Existen procedimientos que permiten prevenir el desarrollo del linfedema secundario al tratamiento oncológico. De esta forma, si el paciente se encuentra en riesgo de desarrollarlo, se les recomienda anticipadamente mantener el peso y participar de un programa de ejercicios supervisados.

Luego, está la alternativa de someterse a una cirugía preventiva -o cirugía de reducción de riesgo de linfedema- en donde se identificarán los canales linfáticos que drenan las extremidades y que fueron lesionados durante el tratamiento del cáncer, para luego reconectarlos mediante microcirugía. 

¿Cuál es el beneficio? Que con este procedimiento se restituye el drenaje linfático, disminuyendo considerablemente el riesgo de acumulación de líquido en la extremidad. 

Tratamiento conservador:

El tratamiento conservador ha sido un pilar fundamental y es clave a la hora de iniciar un tratamiento de linfedema. 

Aquí hablamos básicamente de terapia descongestiva compleja que, al igual que todos los tratamientos, debe hacerla un profesional especializado en linfedema. Esta terapia se encargará de la fase inicial reductiva que consiste en:

  • Drenaje linfático manual.
  • Vendaje multicapa.
  • Ejercicios terapéuticos.
  • Compresión elástica.
  • Cuidado de la piel.
  • Educación y autocuidado.
  • Fase de mantenimiento que contempla autodrenaje linfático permanente, ejercicios y otros. 

Tratamientos quirúrgicos:

Las técnicas más aceptadas para estos procedimientos son la anastomosis linfático-venosa mediante supermicrocirugía y el trasplante de ganglios autólogos del mismo paciente. Ambos juegan un rol fundamental en la restitución de la función linfática y tienen indicaciones precisas para cada paciente. 

Por otro lado, en casos seleccionados, también se puede hacer una liposucción selectiva -de manera aislada o complementaria- que permitirá reducir el volumen de las extremidades afectadas. 

Para el período posoperatorio, los pacientes deben continuar con la terapia física al cabo de 2-3 semanas y seguir usando la media o manga 24/7. Luego, progresivamente y según tolerancia de cada paciente, se deberá iniciar la actividad normal. 

Los controles se realizarán periódicamente y los resultados se evidenciarán desde los 3 meses, estabilizándose al año de la cirugía. 

Los resultados se evalúan de acuerdo a la mejoría subjetiva del paciente, así como mediante medidas perimetrales y volumétricas, frecuencia de episodios de celulitis cuestionarios de calidad de vida

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